domingo, 10 de septiembre de 2017

Como elegir tu Fuente de alimentación


La fuente de alimentación o fuente de potencia es el dispositivo que convierte la corriente alterna (CA), en una o varias corrientes continuas (CC), esta alimentan los distintos circuitos del aparato electrónico al que se conecta (computadora, televisor, impresora, router, etc.)

En inglés se le conoce como power supply unit (PSU), que literalmente traducido significa: unidad de fuente de alimentación, refiriéndose a la fuente de energía eléctrica.

Cuando estas ensamblando tu equipo debes tener también considerado el presupuesto para tu fuente de alimentación, a veces se cometen los errores de comprar fuentes de baja calidad, con la idea de ahorrarnos unos cuántos dólares o pesos dependiendo tu región.
Por este motivo, debes prestar especial atención al elegir la fuente de alimentación, además debes considerar los componentes que llevara en la configuración de tu equipo o incluso las piezas adicionales que podrías agregarle en un futuro.

El factor de forma
Al igual que sucede con las placas bases, los gabinetes para computadoras o muchos otros componentes, el factor de forma es una características básicas para poder instalar la fuente de alimentación en el gabinete de tu ordenador.
El formato más común en las fuentes de alimentación actuales es el formato ATX que tiene un tamaño de 140 x 150 x 85 mm. 


Otro factor de forma habitual en las fuentes de alimentación, pero no a la misma escala que el formato ATX, es el formato SFX. Este formato es más reducido que el ATX y se utiliza en equipos compactos ya que sus dimensiones son de 125 x 100 x 63,5 mm. Un tamaño ligeramente más pequeño que el formato ATX.


Recientemente, se han presentado variantes con el factor de forma SFX-L, que se sitúa en un tamaño intermedio entre el formato ATX y el SFX.

Algunos fabricantes de equipos compactos para oficinas como HP o DELL, tienen sus propias fuentes de alimentación con factores de forma propios que se adaptan a las características de sus gabinetes.

Dependiendo del tipo de ordenador que tengas en mente configurar, necesitarás más o menos potencia en la fuente de alimentación. La potencia de las fuentes de alimentación se expresa en vatios (watt o w).
En términos generales, mientras que en un equipo para ofimática puede ser suficiente con una fuente de 400W de una buena calidad, un equipo multimedia necesitará unos 500 o 600W, una estación de trabajo unos 750W y un ordenador para juegos desde 850W hasta 1200W o más dependiendo de su configuración.
La potencia total de la fuente vendrá determinada por el consumo energético del procesador, de la tarjeta gráfica y del número de discos que quieras instalar.

En internet encontrarás calculadoras de consumo eléctrico de tu PC que, en función de los componentes que tengas instalados en tu PC, calculan la potencia que debería tener la fuente de alimentación que necesitas.
La potencia en el lugar adecuado
La potencia de una fuente de alimentación se distribuye en varios railes de diferentes voltajes. Esa distribución de potencia es la que realmente debes tener en cuenta ya que, de lo contrario, y a pesar de que aparentemente cuente con potencia suficiente, es posible que la fuente de alimentación no sea capaz de alimentar algunos de los componentes que más energía necesiten.

Por ese motivo no solo será necesario elegir de forma correcta la potencia de la fuente de alimentación, sino también el amperaje que se distribuye desde cada uno de los raíles.
Entre los muchos datos que se indican en las especificaciones técnicas de las fuentes de alimentación, los fabricantes acostumbran a indicar el amperaje que se entrega en cada uno de los raíles de la fuente de alimentación. Estos railes hacen referencia a los 3, 5 y 12 voltios.
Distribución del amperaje
La tarjeta gráfica es uno de los componentes que más energía necesita, por lo que será la base sobre la que se asiente la elección de tu fuente de alimentación. En sus especificaciones técnicas, se suele indicar el amperaje o los vatios que la tarjeta gráfica necesita para funcionar.
Este dato debe ser el mínimo que tu fuente de alimentación debe entregar en el raíl de los +12 V para que tu equipo funcione sin problemas.
De los diferentes raíles que entrega la fuente de alimentación, es precisamente el raíl de los +12 V en el que debes centrar tu atención. Este raíl de 12 voltios suele entregar todo el amperaje necesario para que los componentes de equipo puedan funcionar en un solo canal.
Algunos fabricantes, en cambio, dividen la distribución de la potencia de +12 V en varias líneas para distribuir la energía de forma más estable a los diferentes componentes. Los amperios que se entregan en estas líneas de +12 V no se suman en entre ellos.

En la imagen anterior puedes ver la ficha técnica de una fuente de alimentación que distribuye su potencia en dos líneas de +12 V. Como puedes ver, el fabricante indica que cada una de ellas distribuye 40 amperios, por lo que la lógica te podría llevar a pensar que el raíl de +12 V de esa fuente de alimentación está ofreciendo 80 amperios (40 por cada una de las líneas). Nada más lejos de la realidad.
En realidad, en estos casos, quien indica la cantidad de amperios que entrega la fuente son los vatios que el fabricante indica para el rail de +12 V.
En el ejemplo de la imagen, el fabricante indica que este raíl entrega una potencia “real” de 744 vatios.
Para obtener el amperaje real de este rail, se debe dividir la cantidad total de vatios que entrega en ese rail entre 12 (744 w / 12 = 62 A), con lo cual obtendrás el amperaje real que entrega la fuente de alimentación, quedando muy lejos de los 80 amperios que aparentemente ofrecía.
Observando el amperaje y los vatios que te ofrecen las distintas fuentes de alimentación apreciarás que algunos modelos, con una potencia en vatios similar, son capaces de ofrecer más amperaje en ese raíl. Aquí es donde entra en juego la certificación de la fuente.
La certificación es la clave
La fuente de alimentación se encarga de convertir la corriente alterna que circula por la instalación de tu casa, en corriente continua que usan los componentes de tu ordenador.
Más importante que la cantidad de potencia que una fuente de alimentación es capaz de ofrecer, es la calidad del flujo eléctrico que produce y lo bien optimizado que esté el proceso de conversión de corriente alterna a corriente continua.
Desde hace algunos años, la eficiencia energética a la hora de realizar esta conversión se regula con una certificación que indica el nivel de eficiencia que tiene una fuente de alimentación. Es la certificación 80+ y sus diferentes variantes.

Es recomendable optar por las fuentes de alimentación que cuentan con alguna de las diferentes certificaciones 80+, ya que estas fuentes garantizan que, al menos el 80% de la electricidad que consumen, finalmente se convierte en corriente continua que utiliza tu ordenador. El resto se convierte en calor.
Por este motivo, si una fuente de alimentación de 750W, no cuenta con una certificación 80+, realmente estará produciendo menos “vatios útiles” que una fuente con alguna de las certificaciones 80+, ya que la mayor parte de su consumo se malgastará en forma de calor residual.
En orden ascendente las que mejor calidad ofrecen son las 80+ Standard, Bronze, Silver, Gold, Platinum y Titanium.

Cuanto mejor sea esta certificación, mejor optimización de la conversión eléctrica, minimizando la perdida de energía en forma de calor, con lo que conseguirás ahorrar en electricidad.

Dada la buena imagen que da al producto contar con una certificación 80+, los fabricantes acostumbran a destacarlas en las especificaciones, por lo que no tendrás problemas en saber qué fuentes cuentan con certificación 80+.
Sistemas de protección de voltaje
Además de contar con un sistema de conversión eléctrica eficiente, algunas fuentes de alimentación incluyen una serie de filtros que absorben y minimizan las fluctuaciones del flujo eléctrico y protegen a los componentes de tu PC.
Estos filtros son los llamados PFC (del inglés Power Factor Correction) y pueden ser activos o pasivos, siendo los activos mucho más eficientes y recomendables.

La corriente eléctrica que recibes en tu hogar no es equilibrada ya que las diferentes instalaciones por las que pasa hacen que se produzca un “ruido” en su onda y se producen fluctuaciones eléctricas que la hacen inestable. Los filtros PFC reducen y estabilizan esa corriente eléctrica para que llegue más estable a tu PC y no se produzcan picos que puedan dañar los delicados (y caros) componentes de tu PC.
Estos filtros en ningún caso sustituirían la eficacia de un SAI (UPS), pero sí reducen el riesgo de averías en tu PC causadas por un flujo eléctrico irregular.
Si el fabricante no indica específicamente que la fuente de alimentación cuenta con un filtro PFC activo, es que solo tiene pasivo. Al igual que la certificación 80+, es una característica que, en caso de incluirla, estará bien publicitada.
Sistemas de cableado
Dejando a un lado los aspectos más puramente técnicos, llegamos a otro de los aspectos importantes a la hora de elegir una determinada fuente de alimentación: el sistema de cables.

Además de asegurarte de que la fuente de alimentación cuenta con el número de los cables y conexiones que necesitarás para alimentar a los componentes de tu PC (número de conectores SATA, Molex, PCI-e, conector de 20+4 pines, conector de 8 pines, etc.), también puedes elegir si todos esos cables estarán integrados en la propia fuente o se pueden conectar a medida que los vayas necesitando, para de ese modo mejorar la gestión de cables y optimizar el flujo de aire que refrigera el interior de la caja.
Las fuentes de alimentación más antiguas o económicas no cuentan con un sistema de gestión de cables, por lo que todos los cables de conexión que ofrecen están soldados en el interior de la fuente, por lo que se muestran como una maraña de cables con la que tendrás que lidiar los utilices o no.

Por otro lado, en el mercado encontrarás otro tipo de fuentes que pueden ser modulares o semi-modulares. En las tiendas no siempre se etiquetan correctamente, aunque es muy sencillo diferenciarlas.

Las más fácil de encontrar son las fuentes de alimentación semi-modulares, en las que los conectores principales para alimentar la placa base y el procesador, es decir, los que vas a necesitar con toda seguridad, están soldados al interior de la fuente, pero ofrece la posibilidad de conectar o desconectar algunos cables opcionales como son los conectores PCI-e o algunos SATA, para reducir considerablemente el número de cables en el interior de la caja de tu ordenador.
Las fuentes modulares, son las que ofrecen una libertad total a la hora de conectar los cables, ya que ninguno de ellos está soldado al interior de la fuente, sino que se conectan a través de conectores específicos.

Las fuentes de alimentación modulares permiten conectar solo los cables que vas a utilizar.
Sistemas de refrigeración
Como cualquier otro sistema electrónico, las fuentes de alimentación necesitan una cierta refrigeración para evitar el sobrecalentamiento de sus componentes.
Estos sistemas de refrigeración acostumbran a ser por aire, en los que se incluye un ventilador interno. La calidad y sonoridad de este ventilador, que normalmente estará siempre en funcionamiento, dependerá tu confort. Si tienes que pasar mucho rato junto al ordenador no querrás tener una fuente con un ventilador ruidoso sonando como una turbina.
Algunas fuentes cuentan con sistemas de refrigeración pasivos (Fanless) basados en grandes radiadores de aluminio desde los que se enfrían los componentes internos de la fuente.

Otras utilizan sistemas inteligentes de refrigeración basados en sensores de temperatura que desactivan automáticamente el ventilador que las refrigera cuando la temperatura es la adecuada para así mejorar la sonoridad, y lo vuelven a activar cuando la temperatura aumenta.
Teniendo en cuenta estos consejos, te será muy sencillo elegir cuál será la próxima fuente de alimentación para tu PC.



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